Este artículo es una parte de serie que estudia la representación de los musulmanes y el islam en distintos terrenos de: los medios, la política y la cultura. Los autores discutirán las deficiencias de la representación e invitarán a los lectores a cuestionar a qué objetivo sirven en primer lugar.
Durante su entrenamiento, en el tercer episodio del programa 911 Lone Star, se cayó el hiyab de Maryan, una bombera musulmana. Sin que lo sepa, su cabello lujurioso, cautiva la atención de los espectadores, y en ese momento inspirador todo sus colegas rodearla para ocultarla de la vista del público. Pero un vídeo que capturó ese momento se vuelve viral y, como consecuencia, es condenada al ostracismo de la mezquita.
En un reciente estreno de Skam Italia, Sana, la única personaje principal musulmana, se quita brevemente su hiyab delante de dos chicos después de que la alientan y hacen un redoble de tambores. “¡Tan sexy!” uno de ellos exclama. En otra serie que se llama Elite, Nadia deja de llevar hiyab regularmente (mientras en la primera temporada ella dejó de llevarlo en la escuela por el temor de la expulsión). En una escena, ella entra a un bar con su cabello hermoso y logra cautivar a un hombre rico. Mientras tanto, el arco del personaje de su hermano Omar consiste en volverse más abierto con su homosexualidad.
‘We are lady parts’ de Channel 4 presenta una banda de Punk Rock con mujeres musulmanas, fumando marihuana, novios y bromas acerca de matrimonios concertados. Como el mes de ramadán 2021 se acerca, la noticia de “gay ramadán rom-com” llegó a los titulares, y luego durante el mes de ramadán, la serie de Netflix “Why are you like this?” cuenta con una mujer musulmana que rompe su ayuno diciendo Bismillah y bebiendo un chupito. Lejos de humanizar a los musulmanes, en estos programas se hace eco de un mensaje claro y evidente: la libertad significa estar libre de mandatos religiosos, simbolizados en la capacidad de perseguir todas los aspectos imaginables de placer físico.
En un esfuerzo por saciar las exigencias de representación, los narrativos populares obligan a los musulmanes dentro del marco que pertenece a una industria más grande. En las mujeres musulmanes, como en otras mujeres también, la obsesión en lo físico pasa a primer plano. Cuando mirar a las mujeres por placer es tan fácil y accesible como ahora, es casi una afrenta para el espectador desnuda por completo a los que están viendo. Cuesta una caída de hiyab para los espectadores- y otros personajes- para darse cuenta de que quizá las mujeres musulmanas, al fin y al cabo, son dignas de ser consideradas iguales a otras mujeres. La llama empoderada como esto desafía la comprensión percibida de su religiosidad moral, pero su empoderamiento solo existe dentro de los parámetros de un paradigma sumamente sexualizado y liberal. La ironía también está en asumir la represión de la belleza y la sexualidad por Islam, que los medios ahora noblemente deben asumir la responsabilidad- todavía lejos de rechazar enfáticamente el adorno o la sexualidad, la visión islámica reorienta la sexualidad hacia los canales apropiados.
Este es uno de los varios intentos que se hacen para “luchar estereotipos” y “normalizar” ciertas normas que prevalecen y dominan la industria de entretenimiento. Se posicionan como causas nobles que no necesitan defensa de la virtud de tal norma y ni de la razón que la normalización pretende alcanzar mediante estos intentos. Uno puede argüir que no es un juego de suma nula y que una pequeña representación es mejor que nada. Pues, este es un acercamiento pragmático y a menudo germina de una posición de comprensión de que tardará tiempo para que los principales medios de comunicación amplíen lo suficientemente para ser capaz de presentar y televisar historias matizadas, advierto contra ser aplicada. Dr. Asim Qureshi, en una reseña de Dr. Sahar Ghumkor ‘The Political Psychology of the Veil’, escribe:
Este se sitúa dentro de un movimiento más amplio de neoliberalización de la identidad musulmana, un ejemplo siendo de una ‘chica guay’ musulmana que lleva el hijab en el oeste’ pj 23. La narrativa no es tanto una huida de la mirada occidental sino una fusión dentro de esa mirada.” Es a través del acto de normalización, el que quien no se humaniza, sino que se asimila. La propagación de diversidad por estas voces de entretenimiento y la cultura popular sirve para “romper” los mitos solo para perpetuarlos a través de otros medios- el goce, como un acto de disonancia cognitiva…
Hay pocos que supone que los medios se interesen en teología. De hecho, sería tonto hacerlo, pero lejos incluso de los intentos de representar adecuadamente la modestia islámica, se reduce el hiyab a un artefacto cultural. La autenticidad y diversidad que buscan los medios occidentales es la que reafirma la hegemonía occidental. Uno podría señalar que, como en ejemplo de Nadia, hay mujeres que “optar por” quitarse el hiyab, eso retrata fielmente su relación personal con hiyab. No obstante, esto pasa por alto la crítica que el hiyab desempeña en estas historias y la escasez de las narraciones de lo contrario. ¿Qué pasa con las mujeres que, a lo largo de sus vidas, desean ponerse hiyab? Estas historias, tan pertinente y real, requeriría reconocer el ethos espiritual y profundamente transformativo del islam. Pero tales historias no existen (a no ser que sea para mostrar alguna narrativa de ‘radicalización’).
Entonces, por ejemplo, donde se permite que el hiyab exista, es solo dentro de una construcción altamente individualista y secular donde no tiene ninguna relación con los valores y el estilo de vida de la mujer, quien no es retratado diferente al ateo promedio o agnóstica milenaria. La participación de los directores y guionistas musulmanes en estos proyectos no absuelven estos problemas porque ellos funcionan dentro de una industria que sustenta ideologías que promocionan el egoísmo, el consumo excesivo, el hiperindividualismo y el glamor, y abrumadoramente, las historias siguen ese ejemplo. La investigadora Butheinha Hamdah diagnostica este problema en resumen:
El liberalismo es una doctrina cada vez más secularizante, a su vez, refuerza principales liberales como expresa Talal Asad. En ‘Formations of the Secular (2013) Asad nos demuestra que la esfera pública ha sido dominada por los poderes que solo invitan expresiones públicas de la religión sólo si se alinea con el pensamiento liberal. Por lo tanto, solo una cierta manifestación de la religión- la que se inclina más hacia la voluntad de la modernidad- puede entrar y participar en un debate racional dentro de la esfera pública. La experiencia de la religión en la vida privada constituye el trasfondo discursivo con el que los individuos eventualmente entran en la esfera pública y, como resultado, interrumpen los supuestos existentes en el espacio público para ser escuchados. Esto es la preocupación que los secularistas tienen con la religión ‘invadiendo’ su dominio porque es la religión que se considera autoritaria y restrictivo…[1]
Dicho de otra manera, hay razones distintas para llevar el hiyab, o realizar cualquier acción que es un resultado de creer en Allah, que el público reforzará especialmente solo aquellas acciones que puede narrarse en el contexto del individualidad, rompiendo las normas, desafío, belleza y más. Pero deben analizarse las razones que se refieren a una interpretación del Islam normativo y cómo la etíca islamíca es un fuerzo positivo en sus vidas. ¿Y qué más podríamos aguardar- por qué una industria que se ocupa de cantar eslóganes de propia verdad sería invertido en hacerlo?
Enlace a la guerra contra el terrorismo y el musulman bueno/malo
Siendo musulmanes, sabemos lo que el islam exige de nosotros es verdad y es objetivamente superior actualizar los mandatos de Dios que rechazarlos. Al margen de la percepción de la humanidad como seres pecaminosos, ese es el ideal por el que estamos moralmente obligados a luchar en la medida de nuestras capacidades. Yo creo que es importante considerar ambos aspectos en las historias ficticios, y que haya claridad en las obligaciones con Dios mientras se sostiene la singularidad de la experiencia individual y la lucha contra el pecado dentro del marco islámico. Pero primero se debe establecer lo anterior: la ausencia de ideales básicos crea personajes suspendidos sin un significado y motivo, o sencillamente un vacío que está lleno de valores agnósticos y vagamente humanistas.
Mi respuesta a los oposiciones de la representación de los musulamanes, aun cuando muy menos, no es solo necesario sino encomiable que las historias de los musulmanes acerca de la lucha con los aspectos de fe y práctica existen en la TV, o que crean personajes más interesantes/identificables en comparación de la “religiosidad simple y aburrida” es una vez más el encuadre del pecado. ¿Se considera la superación de la lucha en retorno a la fe como una fuerza positiva, o es parte del comentario social sobre la naturaleza de “restrictiva”, “juzgadora” más amplia de la religión y la religiosidad? Al analizar sobre la ficción islámica y musulmana, Rania Albadry escribe que el componente clave “no son realmente los acontecimientos ‘no islámicos’ que tienen lugar en [los libros] sino más bien cómo los personajes se sientan sobre ellos y qué expresa el autor sobre ellos.”
No se puede pasar por alto de esto porque es la industria y la pública que suelen determinar qué es extremo y qué constituye fundamentalismo sobre estándares arbitrarios. Los ejemplos ilustrativos incluyen el escándalo de SuperSisters en 2019, una plataforma “musulmana” que aceptaba dinero desde un programa antiterrorista de Reino Unido y con “un equipo…lejos de las principales del islam, incluso algunos que rebataban nuestros creencias” para la divulgación de una compañía de medios que se llama This is Woke como “un programa encubierto de contraterrorismo del gobierno Británico.” Bajo el manto de los valores progresivos, estos tipos de plataformas revelan los intentos detestables por el Estado para vigilar y reforzar ciertos carácteres ideológicos de creencias y prácticas. Promocionan perspectivas que son antitéticas a los valores islámicos como sexualidad, género, organización comunitaria, y política- creando una base para justificar su vigilancia de la comunidad musulmana.
Podemos ver numerosos ejemplos de personajes terroristas en los principales medios, y aún más sutileza en las alternativas presentadas. En una película belga en 2019, Young Ahmed, Ahmed “se radicaliza por un Imam local”; su profesora representa una forma “liberal y moderno del islam” que está demostrado en la película por la insistencia de su profesora en estrecharle la mano con él; se vuelve adusto y serio mientras se obsesiona con memorizar el Corán. En 2016 Layla M tiene un narrativo igual, con la radicalización de epónima Layla mostrado a la audiencia mediante su oposición a la prohibición del burka y a llevar puesto el uno. No es solo que se muestren los musulmanes como terroristas o como vecinos de terroristas, sino una evidencia islámica como tal. Más narrativos sofisticados, como las que se aclararon en el principio no evitan este problema incluso en su narración inclusiva, ahora con una emergencia de nuevo especie de representación musulmana: la representación progresismo-laico-liberal de piel morena.
La industria de la narración de cuentos y reflexión sobre religión
La ambigüedad de practicante, insulso y de mentalidad cerrada frente a menos practicante, interesante, de mentalidad abierta es una extensión directa por la que la narración popular ve la religión como un conjunto: restringido, un obstáculo a superar en el camino de “encontrar el verdadero yo’. Los viajes narrativos de los musulmanes están apiñados dentro de un péndulo de modernidad contra tradición, el occidente contra raro. Los cuentos que ilustran el viaje para reconciliar los dos necesidades implica subsumiendo el islam bajo la teológia de descuento de Netflix con el alardeo de uno mismo-como-Dios. Los libros siguen su ejemplo con un nicho creciente de “Muslim YA” que se está convirtiendo rápidamente en una fuerza para fomentar y vender los valores liberales seculares bajo el manto de reforma. Se justifican conceptos como la vulgaridad, kaba’ir (los pecados mayores) y el credo abiertamente falso como estereotipos inocentes que desafían la causa noble de la diversidad.
Más allá de criticar, no obstante, radica una cuestión con lo que los lectores deben de estar preocupados: ¿Qué debemos hacer, como consumidores y también como productores, con los medios? Sea hollywood o sea bollywood o cualquier industria cinematográfica de este mundo, a todos no se preocupa por demostrar el potencial del Islam como un remedio para la condición humana, pero ¿podría haber espacio para que los aspirantes a directores, actores y escritores musulmanes cuenten con una narración islámica desde el medio hasta la ejecución y los temas?
No tengo las respuestas- pero yo creo que los gritos débiles de representación están justificados superficialmente y la necesidad ilimitada de entretenimiento es en gran parte un producto de una sociedad apaciguada. El libro de Neil Postman, ‘Amusing Ourselves to Death’ (la cual he reseñado antes) da un punto de partida para criticar no solo el entretenimiento de masas, sino las formas que se han convertido nuestro principal modo del consumo- previamente mediante los televisores, y ahora a través de las redes sociales y servicios de transmisión-como insulso y absurdo.
Sin embargo, yo todavía soy una consumidora de algunos animes seleccionados, y también novelas de ciencia y ficción. Pride and prejudice es una de las novelas que sigue siendo una favorita tanto para las mujeres musulmanas como para los hombres musulmanes. Algunos escritores musulmanas han usado la narración de historias para echar luz sobre las realidades de guerra que a menudo siguen siendo un asunto distante para los estadounidenses apáticos como el libro de Zoulfa Katouh, As long as lemon trees grow. Se puede comprender mejor los valores, las épocas, las filosofías de una cierta sociedad al involucrarse en su obras o emplear sus narrativas para enseñar, guiar, promover nuestros valores. Produciendo historias evocadoras puede allanar el camino de llamar a otros al islam y fortaleciendo nuestro amor por nuestro religión (deen). Si las aceptamos como justificaciones adecuadas y correctas para involucrarse en la producción, entonces desde el principio hasta el final, desde la conceptualización de la idea hasta la materialización y el medio deben ser dentro de las pautas islámicas, incluso si la historia no consistir explícitamente las personajes musulmanes. Esto involucraría, por ejemplo, el equipo de producción y los actores evitando khalwa (aislamiento interacciones inapropiadas con miembros del sexo opuesto [2]), la manera en que el pecado se acerca y hasta qué grado se representa (actividad sexual, vulgaridad por el bien de ello), etc. Al igual que la exploración de temas cristianos con historias de fantasía como Lord of the Rings y Narnia también hay una oportunidad de estar involucrado seriamente en la cosmovisión y tradición islámica más allá de los personajes superficiales que hacen chistes de biryani.
Por último, pero no menos importante, reconocer el potencial del crecimiento y esfuerzo creativo, debemos darnos cuenta de que la dependencia sobre estas formas visuales de representación no son adecuadas para inspirar una comunidad verdaderamente segura, sincera y de principios. Una cultura superficial interesada en las visuales y materialismo, está impregnada por la obsesión del más aún- la fuerza hegemónica de los medios principales de comunicación no debe inducir un vacío dentro sin el cual nos sintamos inútiles y no reconocidos en el mundo, más bien es un recordatorio de la prescripción de que ell islam se vuelve extraño para los musulmanes que viven en este mundo como si fueron los extranjeros.
[1] Hamdah, Butheina. Liberalism and the Impact on Religious Identity: Hijab Culture in the American Muslim Context. 2017. University of Toledo, Master’s thesis. OhioLINK Electronic Theses and Dissertations Center, http://rave.ohiolink.edu/etdc/view?acc_num=toledo151335793140375.
[2] A colleague once proposed how animation is a better medium as it can circumvent this problem with filming.
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Sobre el autor: Heraa Hashmi es conocida sobre todo por su proyecto de investigación, Muslims Condemn, es licenciada en Biología Molecular, Celular y del Desarrollo y también ha estudiado lingüística. Sus intereses incluyen las ciencias islámicas, la lingüística cognitiva y la bioética.
Este artículo ha sido generosamente traducido por Madiha Ansari. Si desea ser voluntario para ayudar con traducción, comuníquese con nosotros aquí.
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